sábado, 28 de julio de 2012

ECO-DECO: TU JARDÍN SECRETO CON WOOLLY POCKET



Cualquier pared de tu casa puede convertirse en un jardín colgante con los soportes creados por Woolly Pocket. Y. si te animas, también puedes convertirlo en auténtico huerto interior.

Los soportes de Woolly Pocket son tirados de instalar y, por su bajo peso, se pueden colgar en cualquier sitio. Se pueden combinar los diferentes tamaños y formas para cultivar todo tipo de plantas, no sólo ornamentales, también hortícolas.


Pocket Science, así han llamado sus diseñadores a esta idea genial que, además, es  es 100% ecológica ya los soportes están fabricados de botellas de plástico recicladas. Su diseño está pensado para garantizar la salud de la planta ya que, en su parte posterior, posee una lengueta que va sirviendo agua directamente a la raíz de la misma, dosificando la cantidad que necesita. En el caso de que te montes un auténtico jardín colgante al estilo babilónico, también proporcionan sistemas de riego automático.

Y si no eres tan ambicioso, también tienen soportes pequeños para colocar encima de la mesa o en la repisa de la ventana, ideales también para tener tus plantas aromáticas a mano en la cocina. Los precios van desde los 25 y los 250 $, y aquí abajo te dejamos una serie de fotos de diferentes aplicaciones para ver si te animas.













Hemos catalogado a los Wooly Pocket como:










Catálogo y venta online en:
http://www.woollypocket.com


miércoles, 11 de julio de 2012

MOVIMIENTO SLOW

La revolución del caracol


“Que se pare el mundo que me quiero bajar” es un sentimiento que todos hemos albergado alguna vez, ¿verdad? Y la mayoría de veces seguro que lo hemos sentido cuando estamos estresados, agobiados, metidos en un bucle de actividad frenética…

Ése es, justo, el sentimiento que quiere erradicar el Movimiento Slow. Y sin que haga falta que nos “bajemos” del mundo, sencillamente que vaya menos deprisa, como indica su nombre [slow en inglés significa despacio o lento].

Lo que propone la revolución del caracol es que nos liberemos de la tiranía del tiempo, y ajustemos nuestro de ritmo de vida a un compás más tranquilo. Parece una simplicidad, y lo es. Pero es una auténtica revolución que ya están siguiendo miles de personas en todo el mundo. Y lo más bello del movimiento Slow es que no es una organización ni una asociación, y no está organizado ni controlado por nadie. Es una filosofía de vida, una idea que se contagia y que cobra vida con actos individuales a lo largo del planeta, haciendo crecer una gran comunidad global Slow, en constante expansión. 

Simplificar nuestra vida, priorizar todo aquello que potencie nuestro desarrollo personal, utilizar la tecnología para ahorrarnos tiempo y permitirnos disfrutar de actividades como dar un paseo o compartir una comida con otras personas son algunas de las propuestas del movimiento que defiende que, aunque la tecnología puede acelerar el trabajo y otras actividades humanas, las cosas más importantes de la vida no deberían acelerarse.





Curiosamente, la comida tiene un papel muy destacado en el movimiento slow ya que su origen está en las protestas en 1986 contra la apertura de un McDonalds en la histórica Piazza di Spagna. El gastrónomo Carlo Petrini fundó entonces el movimiento Slow Food, cuya filosofía ha ido ampliándose a otras actividades y aspectos de nuestras vidas – slow travel, slow cities, slow school, slow money, slow living… -hasta crecer en movimiento global. Ya entonces Petrini decía: “El movimiento que hemos puesto en marcha no se limita a comer despacio. En una sociedad como la nuestra, en la que todo se basa en la velocidad, tomarse de vez en cuando las cosas con un poco más de calma es muy bueno para el espíritu, para la vista, para el corazón, y para las relaciones sociales”.


Desacelerarnos , conectar con nuestro entorno y buscar nuestra felicidad y la de los que nos rodean, eso es lo que propone el movimiento despacio. Sobre el papel no tiene mala pinta, pero, ¿podemos permitírnoslo? Ese ritmo nos lo impone el curro, las obligaciones… Los seguidores del movimiento slow te dirán que quizás hayan hecho algunos sacrificios económicos, algunos incluso están protagonizando un fenómeno social inusitado en las últimas décadas de consumismo frenético en la que hemos vivido bajo el lema “tanto tengo tanto valgo”: el downshifting o reducción de nivel de vida. Gente en muchas partes del mundo a la que no le importa vivir con menos pero tener más tiempo para sí mismo, para los suyos y para su comunidad. Encontrar nuevos valores espirituales y arrinconar los antiguos valores materiales.


Vale, pongamos que nos lo podemos permitir nosotros. ¿Y nuestra sociedad, nuestra economía? Según uno de sus teóricos, Carl Honoré, autor de Elogio de la lentitud, los postulados del movimiento no significan un rechazo a la tecnología ni se traducen en improductividad o ineficacia. Lo que se pretende es una revolución moderna que logre transformar la manera superficial con que la cultura de la velocidad tiñe todos los aspectos de nuestra existencia. Vivir slow significa, además, un ahorro de recursos y de contaminación para el planeta. Nosotros mismos hemos aplicado una de sus ideas, el Slow Sunday, una iniciativa de los "lentos" británicos que os contamos en el blog del conTúmismo. Según sus cuentas, si todos los británicos hicieran un domingo lento, se podrían ahorrar hasta un 10% de emisiones de carbono. Así que, a la larga, puede ser muy bueno para nuestra existencia y la suya.

Más información de Slow Movement en:
http://www.slowmovement.com/
http://www.mundoslow.com/

sábado, 7 de julio de 2012

CHRIS JORDAN: Estadísticas para la conciencia






Ya hemos hablado de él en otras ocasiones, pero ahora queda demostrado que Chris Jordan aparte de tener conciencia es un hombre de acción. En su última película, Midway, se ha empeñado en demostrar que las consecuencias del consumo desenfrenado llegan mucho más allá de lo que vemos y palpamos en el día a día.
En el atolón de de Midway, en el Pacífico, a 2000 millas de la civilización, los albatros cuidan de sus polluelos; aunque últimamente no les proporcionan el tipo de alimento de siempre. En los últimos tiempos, a las costas del atolón, llegan plásticos de todo tipo provenientes de la basura de los Estados Unidos. Los padres, confundidos, la recogen creyendo que es alimento para sus crías, matando a muchas de ellas inexorablemente.




Como Chris Jordan dice: "Cada vez que me arrodillo ante uno de ellos para fotografiarlo es como verme reflejado en un espejo macabro". Lo cierto es que el trabajo de Chris nos revuelve la conciencia y nos cuestiona inexorablemente nuestros comportamientos inconscientes; ese trance que al que nos lleva el consumo ciego e iresponsable. Y si no lo crees, mira estas impactantes estadísticas que ha realizado sobre el consumo de su país: