miércoles, 30 de abril de 2014

Agotados por el trabajo: Tokyo Street Sleepers de Adrian Storey


Al mudarse a Tokyo, al fotógrafo británico Adrian Storey le sorprendió ver a gente durmiendo en en el andén del metro, en las escaleras, en un banco... en cualquier sitio. Así nació su serie Tokyo Street Sleepers, cuyas imágenes nos hacen reflexionar sobre la cultura del trabajo en el país que tiene una palabra para la muerte por agotamiento en el trabajo: karoshi


La historia más conocida de este fenómeno reconocido por el Ministerio de Sanidad japonés en 1987 y que afecta, según el Consejo Nacional de Defensa de las Víctimas de Karoshbi, a 10.000 personas al año, es la de un ingeniero de Toyota .Trabajó más de 80 horas extra al mes en sus dos últimos meses de vida incluyendo noches , fines de semana y viajes frecuentes al extranjero. Su hija le encontró muerto de un infarto cerebral justo antes de salir de viaje de trabajo. A este lado del mundo, este mismo verano, moría un becario del Bank of America. Tenía 21 años y hacía sus prácticas en la oficina de Londres, y había trabajado sin parar hasta las 6 de la mañana durante tres días seguidos. Con cinco millones de parados - dos de ellos de larga duración - dispuestos a estas alturas a cualquier cosa para encontrar trabajo, autónomos bajando sus tarifas a mínimos antes insospechados,  y aquellos que tienen contrato bajo presión constante, esperemos que jamás tengamos que buscar una traducción de karoshi por estos lares.







Fotos: Adrian Storey
Vía: Lostateminor.com

martes, 29 de abril de 2014

Everything you buy is rubbish: las primeras zapas de basura oceánica


"Todo lo que compras es basura", afirman tres británicos autores de la primera zapatilla hecha 100% con basura oceánica y que jamás verás en una tienda porque, directamente, no se vende. No se trata de una campaña de concienciación a través de la moda sino un único prototipo a través de cuya difusión quieren enviar un mensaje claro y rotundo de anticonsumo y decrecimiento. 

Y en parte tienen razón. Todo lo que compras, de una manera u otra, acabará en un vertedero. Algo de lo que tus abuelos tiraron, de hecho, sigue estando en un vertedero. Sobre todo, el plástico. que sobrevivirá a muchas generaciones de sus descendientes. El problema del plástico en los mares y océanos es tremendamente acuciante. Hace tiempo que se descubrió lo que ha recibido el terrorífico nombre de "Séptimo continente": un basurero flotante en el Pacífico, un gigantesco remolino de miles de toneladas de plástico flotante a unos mil kilómetros de Hawái. Hace unos días, la búsqueda del avión malasio desaparecido descubrió otra mancha de unos ¡cinco millones de kilómetros cuadrados! No es por fastidiarte las vacaciones, pero este verano cuando se te enreden más bolsas de plástico que algas y naden entre tus pies más basura que pececillos de colores, imagina lo que hay mar adentro. Por cada kilómetro cuadrado de mar hay 46.000 piezas de plástico flotante según el programa de la ONU para el Medio Ambiente, que también ha cifrado las piezas de plástico que van a parar al mar todos los días: 3,5 millones.

Son cifras escalofriantes, inimaginables pero reales. Y no es la primera vez que las escuchamos. El mensaje está claro y ya se ha lanzado pero ni los gobiernos ni, desde luego, el mercado están dispuestos a tomar medidas, ni tienen ninguna pinta de que vayan a cambiar los sistemas de envasado del consumo a gran escala. Pero, ¿y los ciudadanos que también podemos cambiar algo las cosas cambiando nuestros hábitos de consumo? Quizás, se preguntan Charles Duffy, William Gubbins y Bill Turvey, estamos tan mediatizados por el consumismo que tan solo seremos consciente del problema de la basura cuando ésta se convierta en un objeto de consumo. Ergo las zapas. 








El proceso de fabricación del prototipo:



Más info en Everything you buy is rubbish. 

lunes, 28 de abril de 2014

Playmobilism: el activismo "click" de Nikos Papadopoulos



Padre feliz pero griego cabreado, Nikos Papadopoulos, le cogió prestados los clicks al niño para recrear lo que estaba viendo en su país. Usó su página de FB, Plasticmobilsm, para enseñar lo que hacía, gustó, y se encontró con ¡una demanda! Su imaginativa y incisiva crítica a la política de austeridad de la Troika no le había hecho ninguna gracia a la firma alemana Playmobil.


La firma alemana exigía la retirada de todas las fotos de Papadopoulos alegando que vulneraban los derechos de autor, pero la presión mediante una campaña de mails de los seguidores de este astrofísico y guionista griego consiguieron pararle los pies a Playmobil. Sus impactantes imágenes han seguido circulando por la red con su escenificación de las cosas que están ocurriendo en su país. Bueno, no solo en el suyo... Corrupción, plutocracia, pobreza, desahucios y suicidios, represión policial, falta de confianza en las instituciones y en la democracia, y la eterna letanía de que nos recuperamos y de que hay que reactivar el consumo. Suena muy familiar. Demasiado.









Fotos:  Plasticmobilism

viernes, 25 de abril de 2014

Eticom-Somos Conexión: la primera cooperativa de telefonía. ¡Temblad, operadores!


Las telecomunicaciones encabezan el ranking de denuncias de los consumidores. Según la FACUA, una de cada tres quejas son para los operadores de telefonía por incumplimiento de ofertas, bajas que se eternizan, penalizaciones abusivas... una larga y muy familiar lista. Contra todo esto nace en España una cooperativa de telefonía  participativa y comunitaria en el ámbito de la economía y solidaria que "quiere cambiar el mundo poco a poco y desde abajo". 

La declaración de intenciones de la nueva operadora empieza por su propio nombre Eticom Somos –Conexión y, por si quedara alguna duda, su definición aún lo deja más claro: “una cooperativa sin ánimo de lucro, de construcción participativa y comunitaria”. Esta idea, generada por personas procedentes de entidades de la economía social, ha tenido una cálida bienvenida por parte de los usuarios hartos de los abusos de las operadoras de telefonía convencionales. En menos de un mes, la cooperativa ya tiene más de 300 socios que, con la aportación de 100 euros iniciales, no sólo tienen derecho a hasta contratos de líneas diferentes sino que, además, son propulsores de una iniciativa que, en estos momentos, difícilmente podrá competir en el mercado con las grandes compañías telefónicas y sus grandes presupuestos para campañas publicitarias pero que, quién sabe, con el tiempo puede crecer hasta convertirse en una amenaza para ellas. O, al menos, un tirón de orejas para advertirles que sus abusivas condiciones y prácticas no pueden continuar. Es, como dicen los responsables de la idea, una manera de "cambiar el mundo poco a poco y desde abajo". Al fin y al cabo, todos ellos viven de nosotros, sus clientes. Si empezamos a desertar en masa, tendrán que replantearse muchas cosas, ¿no?

Para terminar, sólo decir que esta iniciativa ha inspirado en Som Energía, una cooperativa de energías renovables, que en tres años tiene casi 14.000 socios y gestiona 13.577 contratos de luz, y que lucha contra el abuso de las compañías energéticas que, por cierto, ocupan el puesto tres del Top de las quejas de los consumidores. 

Más info en su web.
Foto: Vía Retronaut

jueves, 24 de abril de 2014

El cambio climático en España según Greenpeace: Lo que pasa en el Ártico NO se queda en el Ártico


¿La postal del futuro de Benidorm podría ser ésta? Es posible... si no hacemos nada. Que también es posible. De acuerdo que, cuando Al Gore se lanzó al estrellato del ecologismo con su documental An Iconvenient Truth (Una verdad incómoda), muchos pudimos dudar - no dudar, más bien evitar racionalmente - de su mensaje. El hecho de que el transmisor del mismo fuera Gore, no ayudaba mucho a la labor en muchos sentidos: demasiado frío el personaje, demasiada poca emoción. Y el compromiso, al final, es pura emoción. Pero era ¡2006! Ahora vivimos en la era post-verdad incómoda y el cambio climático ya tiene que ser una realidad, algo intutivo que no haya que racionalizar. 

Puede que esa intuición la empecemos a tener ya. Son muchas las personas que ya han cambiado sus hábitos de consumo, que piensan ecológicamente y, sobre todo, que reutilizan más y tiran menos, usan menos el coche, van en bici... La crisis financiera, la precariedad del trabajo y la incertidumbre sobre el futuro también tienen que ver mucho en esto. Mira, alguna cosa buena vamos a sacar, No creemos que, en futuro, nos lleguemos a reír pero... algo hemos aprendido. Pero estamos aún en párvulos y se corre el riesgo de que, el ansia de salir de la crisis nos haga olvidarnos de la crisis medioambiental. Porque la salida a ésta tampoco se puede posponer. Nuestras nuevas conductas de consumo tienen, sí, beneficios sobre el medioambiente pero todavía estamos hablando de algo tristemente minoritario, aunque en alza. El truco aquí es que cada vez más gente consuma de esta manera y sea más consciente de que cada acto que hacemos tiene una consecuencia. Y que todos estamos conectados entre sí, para bien o para mal. 

El mensaje de esta campaña de Greenpeace para España sobre los efectos del cambio climático en cuatro localizaciones muy reconocibles (San Sebastián, Marbella, Benidorm y los viñedos del Penedés) es justamente: lo que pasa en el Ártico NO se queda en el Ártico. ¿Y qué pasa en el Ártico? Pues, en dos palabras, que los efectos del cambio climático están produciendo el progresivo deshielo del mar, y este deshielo abre este territorio - unos de los pocos vírgenes que quedan en el planeta - a la explotación de las empresas petroleras. Y eso, ya sabemos lo que provocará, más cambio climático, con sus consecuencias. La postal del futuro pinta un poco oscura si no hacemos nada tal y como muestran estas poco exageradas imágenes de Greenpeace. ¿Qué podemos hacer? Difundir mensajes como éste porque para eso estamos conectados, ¿no? Y seguir cambiando nuestros hábitos de vida para que empresas, corporaciones y mercado tengan que producir y vender cómo y lo que sus clientes quieren. Porque de eso viven, ¿verdad? ¡Pues que ahí les duela!





miércoles, 23 de abril de 2014

I fought the law: la fotógrafa Olivia Locher ridiculiza algunas de las más absurdas leyes de EEUU


En Tejas hay una ley que prohíbe los cortes de pelo "raros" en los niños. Ese es tan solo un ejemplo de las legislaciones más bizarras que existen en los EEUU, y que han servido a la artista Olivia Locher como tema de una serie satírica de fotografías que ha titulado más que adecuadamente I fought the law (Luché contra la ley).

Dios sabe quién legislador tejano promovió la "ley del corte de pelo" o quién se establece como juez de la legalidad o no de un "estilismo capilar infantil", pero esa no es la única ley bizarra que ha servido a Locher para su ironía fotográfica: en Arizona, por ejemplo, es ilegal tener más de dos dildos en casa y en Alabama no se pueden llevar el cucurucho de helado en el bolsillo trasero del pantalón. ¡Dios sabrá también qué motivo a alguien a presentar una ley para eso! Almas de cántaro, ¿a quién se le ocurre meterse el helado en el bolsillo? Y eso es tan solo el comienzo, aquí abajo muchas más leyes ridículas que, visualizadas, resultan mucho más ridículas aún, tal y como pretende su autora en este ejercicio creativo de protesta.




En las piscinas de California no te puedes bañar en bicicleta


En Arizona es ilegal que haya más de dos dildos en una casa


En Maine, un hombre no puede hacer cosquillas en la barbilla a una mujer con un plumero


En Alabama, rompes la ley si llevas un cucurucho de helado en el bolsillo posterior del pantalón


En Winsconsin, es ilegal servir la tarta de manzana sin queso


En Connecticut, los pepinillos lo son sólo si rebotan

Más info y fotos en la web de Olivia Locher

lunes, 21 de abril de 2014

Marca España, ¡multiplícate por cero! Los Simpson se pitorrean de la corrupción en España


Una de las nuevas expresiones que nos chirrían cuando las escuchamos o leemos es “Marca España”. –“Marca” y “España” juntas nos suena feo, qué le vamos a hacer. A ver, pillamos el argumento de que un país es un producto y, como tal, necesita un branding y una comunicación o marketing para, al final del proceso, hacer una venta de lo que sea que venda (al parecer, básicamente playa y sol). Lo entendemos pero nos sigue pareciendo feo.

Puede ser realista o efectivo o incluso “productivo”, desde el punto de vista liberal, pero de bonito no tiene nada porque, si el país de uno es una marca, ¿qué es uno? ¿Los ciudadanos de un país somos los trabajadores que “fabrican” ese producto? ¿Somos parte del producto? ¿Artículos de la marca? No lo sabemos bien porque, sinceramente, no nos aclaramos con el tema pero todo se me complica aún más cuando introducimos en esta ecuación a despejar el hecho de que los ciudadanos somos también los principales consumidores de nuestro propio país. Y si nos apuras, también accionistas porque pagamos impuestos, ¿no?


Menudo lío, entonces, porque resulta que somos, al mismo tiempo, productores, consumidores y socios de este invento llamado “Marca España” y, por si no quieres caldo toma dos tazas, clientes del organismo del mismo nombre encargado de hacer el branding de este complejo y enigmático producto porque, al fin y al cabo, también lo pagamos españoles. Así que, tras meses y meses de hacer oídos sordos a la bendita expresión nos rendimos a la evidencia de que ya forma parte del vocabulario - y del imaginario - colectivo y, por tanto, de nuestra realidad, y tecleamos en el navegador www.marcaespana.es para echar un vistazo a su página web e intentar entender qué hace y cómo lo hace. Ya empezamos mal, ¿no? La red de redes no admite la “ñ”. Igual habría que empezar por cambiar la marca. A nosotros, ¡leñe!, cuando tecleamos “España” se nos va inmediatamente el meñique a la tecla de la “ñ”, esa letrita que tanto reivindicamos y que tanto asociamos con “lo nuestro”, sea lo que sea “lo español”.

Pero vamos a lo que vamos. En la web cuentan que Marca España es, citamos textualmente, “una política de estado” para “mejorar la imagen de nuestro país tanto en el interior como más allá de nuestras fronteras, en beneficio del bien común” - y ahora, ¡zas!, nos tiran otro término-hueso a roer y digerir – y de nuestra “imagen-país”. Según ME (este ente u organismo se lanza también a la moda del acrónimo que le da a todo un rollo tan cool-revista de tendencias) una buena imagen-país es un activo que sirve para respaldar la posición internacional de un Estado política, económica, cultural, social, científica y tecnológicamente”. La palabra “activo” ya adelanta lo que viene a continuación, que el propósito de todo esto es, claro está, económico. “En la presente coyuntura de crisis, el planteamiento de la Marca debe primar los términos económicos, coadyuvando a la recuperación del crecimiento y del empleo”.



Empleo, desde luego, han encontrado los que trabajan para Marca España que, así a golpe de vista, está compuesto por un Alto Comisionado, un Consejo, un Observatorio y un Foro de Marcas. Ahí es ná. Económicamente, el ME no representa ningún gasto extra para nosotros: “El Comisionado cuenta con una Oficina que, para no incurrir en mayor gasto, utiliza los recursos humanos y materiales del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación”. Del resto de los sub-entes no nos dice nada pero, tranquilos, sea lo que sea que hagan y cueste lo que nos cueste , los hacen en beneficio de todos porque “Marca España somos todos”.

Y eso es lo malo, que Marca España somos todos. Incluidos nuestros políticos, banqueros y, desde luego, la Casa Real que tanto se nos ha justificado como “nuestros mejores relaciones públicas en el exterior”. Con este elenco dando los titulares que ha dado en los últimos años no es de extrañar que nuestra imagen-país sea mucho peor que blanca y esté completamente negra; y, desde luego, que ningún esfuerzo marketiniano sea capaz de cambiarla. Al fin y al cabo, el producto que intenta vender Marca España no solo ha vulnerado sino que ha pulverizado dos conceptos fundamentales del marketing de la era 3.0: la confianza y la reputación. Ninguna campaña ni ninguna política de estado, cueste lo que cueste, va a poder con tan solo diecisiete segundos de un episodio de los Simpson en los que un miembro de la Roja (sacrosanto producto de la “Marca”) soborna a Homer (el árbitro y, por una vez, incorruptible) en el Mundial de Brasil 2014 pitorreándose de la corrupción en España. ¡Toma, Marca España! ¡Multiplícate por cero!

Waste in Focus: ¿Qué podemos aprender de la basura de los demás?





La basura es uno de los grandes problemas del mundo desarrollado desde el punto de vista de la sostenibilidad. Si bien es cierto que cada vez reciclamos más, aún estamos lejos de reducir nuestros deshechos tanto como deberíamos ya que son en gran parte responsables de nuestras emisiones de gas invernadero. Waste in Focus, el proyecto del fotógrafo Peter Menzel y de la periodista Faith D'Aluisio, ha retratado a ocho familias "típicas" norteamericanas con su basura de una semana. Las fotos, que serán expuestas en Union Square (NY) el próximo 22 de abril con ocasión del Dia de la Tierra, dan mucho que pensar.





A cada fotografía de una familia le acompaña una "ficha" de su basura que analiza qué hay de reciclable en ella y qué acaba en el basurero municipal. No estaría mal que todos echáramos un vistazo y nos planteáramos cómo es nuestra basura.







lunes, 14 de abril de 2014

Norman Mclaren, un científico del cine




Ahora que se cumplen cien años de su nacimiento, a este canadiense, ganador de un Oscar y precursor en la animación de imagen y música, nos gusta verle como un científico, siempre probando, siempre trasteando con su pluma en la filmina. Y es que fue pionero, entre otras cosas, por no usar una cámara para realizar sus animaciones y sí dibujando directamente sobre la película de 35 mm.


Recibió elogios de mucha gente, entre otros de un tal Picasso o del mismo Truffaut. De su relación con la música dice "de pequeño, siempre, cuando escuchaba música, cerraba los ojos y veía figuras en movimiento. Con ello me he quedado porque cada película para mí es una forma de danza". Y es que cada una de sus películas son emocionantes, divertidas recreaciones del sonido. Un innovador. He aquí un ejemplo, en el que ilustra y acompaña el jazz de Oscar Peterson:




De su influencia se podría decir mucho, aunque lo hacen mejor en The jolly Dot Mikey Please and Dan Ojari, ganadores del BAFTA y que aquí homenajean a su  maestro:



martes, 1 de abril de 2014

Donde duermen los niños: retratos de la pobreza infantil



Impactados por el último informe de Caritas Europa sobre la pobreza infantil que tanto ha molestado al ministro Montoro, nos preguntamos si ese término ha venido para quedarse y recurrimos a las fotografías del libro del fotógrafo James Mollison, Where children sleep para reflexionar sobre esta realidad que ya no pertenece solo al Tercer Mundo.


     El estudio, realizado con el objetivo de medir el impacto social de las medidas de austeridad en los países más golpeados por la crisis, determina que España es el segundo país de la Unión Europea con mayor índice de pobreza infantil detrás de Rumanía y que al menos un millón y medio de hogares españoles padecen una situación de exclusión social severa, un 69,8% más que en año 2007. 

     Los datos son de por sí ya lo suficientemente sangrantes como para no tener que ver a nuestro Ministro de Hacienda ninguneando el estudio de Cáritas sobre pobreza infantil en España. Vamos, que te pinchan ¡y no te sale sangre! Ahora, lo que más duele es que el propio ministro reconozca que lo que más le ha molestado fue la comparación hecha por el coordinador de Estudios de Cáritas Española, Francisco Lorenzo, entre el rescate de las 70.000 familias españolas sin ingresos con el de las autopistas en quiebra que le supondrá al Estado 2.300 millones de euros. Montoro, en su línea habitual, contraataca diciendo que lo que crea riqueza son las autopistas y generar empleos… La cantinela de siempre y, como siempre, el que la escucha tiene la sensación de que para los políticos no hay relación entre cifras y personas… como si la naturaleza “macro” de las estadísticas superara , y borrara lo “micro” y, al mismo tiempo, lo más grande e importante: la existencia individual de los que componen el porcentaje.


     En eso, en el detalle, en lo aparentemente pequeño se fijan las fotografías que James Mollison (Kenya, 1973) realizó para su proyecto Where Children Sleep para la ONG Save the Children. Cuando se le encargó, Mollison se preguntó cómo podía sensibilizar en imágenes del problema de la pobreza infantil. Le dio vueltas en la cabeza a su propia infancia y llegó a la conclusión de que una pieza fundamental en sus recueros era siempre su cuarto. Su habitación, su universo.


     Durante cuatro años se pateó el mundo retratando a niños y sus habitaciones, por separado. El hecho de que las imágenes de los niños emulen retratos de estudio, siempre en plano medio y con el mismo fondo, hacen aún más elocuentes sus imágenes complementarias: las de sus cuartos. La combinación de ambas es uno de los mensajes visuales más impactantes que uno pueda imaginar. Eso sí, es igual de impactante ver a niños que trabajan y viven en condiciones de miseria en algunos países del Tercer Mundo que contemplar la diferencia entre una niña musulmana y un niño judío en los territorios ocupados de Cisjordania. Y también dan mucho que pensar los retratos de un niño de Kentucky con uniforme paramilitar y rifle o la de una adolescente punk-gótica de Escocia. Mollison retrató a más de 200 niños y todas, junto a la historia de cada uno de ellos, están contenidos en su libro Where children sleep. Aquí abajo, una pequeña selección de sus fotos.
Bilal 6 años, Cisjordania





Indira 7 años, Kathmandú (Nepal)






Ahkohxet 8 años, Amazonia (Brasil)







Dong 9 años, Yunnan (China)






Anónimo 9 años, Costa de Marfil




Álex 9 años, Río de Janeiro (Brasil)






Bikram 9 años, Melamchi (Nepal)




Tzvika  9 años, Cisjordania




Douha 10 años, Hebrón (Cisjordania)




Joey 11 años, Kentucky (EE.UU)




Lamine 12 años, Senegal




Rhiannon  14 años, Escocia





Risa  15 años, Kyoto (Japón)



Netu 11 años, Kathmandú (Nepal)


Fotografías: James Mollison
www.jamesmollison.com