martes, 16 de diciembre de 2014

Manuel Irritier: angustia, belleza, o ambas.



En su serie Urban Barcode,  Manuel Irritier,  nos muestra cómo la densidad de población y sus claustrofóficas consecuencias pueden dar lugar a imágenes de una belleza angustiosa.

Yo me pregunto cada vez que echo un vistzao a estas imágenes: ¿Quién podrá vivir ahí, en esa enorme cuadrícula cartesiana, sin sentir vértigo?
Y a ti,  ta pasa como a mí, que no sé si te altera tanta simetría o por el contrario sus líneas te sirven para evadirte de tanta realidad?








jueves, 3 de julio de 2014

Tiny Houses: cuando el tamaño importa para bien



Ya lo decía Socrates: “El secreto de la felicidad no se da en encontrar o conseguir más, sino en desarrollar la capacidad de disfrutar con menos”. Y no es que, de repente, nos hayamos vuelto todos socráticos y hayamos decidido, tras una epifania, optar por una nueva forma de vivir más modesta (y quizás más feliz). Pero lo cierto es que, por diversas causas, cada vez más gente busca formas alternativas de vida dejando atrás una idea de felicidad basada en el poder adquisitivo.

Estamos, sin duda, viviendo una época en la que no sabemos si menos es más pero lo que sí sabemos es que menos es lo que hay. Que sea “más” en realidad no depende más que de nosotros mismos. Nosotros podemos convertirlo en algo bueno. Vamos, lo que se dice hacer de la necesidad virtud o de nuestra capa un sallo.Y lo estamos haciendo. Algunos lo llaman vida ética, otros lo hacen por vivir de forma sostenible y con poco impacto ambiental, muchos simplemente por economía o por no querer endeudarse o incluso salirse lo que se pueda del sistema.

No solo reciclamos y reutilizamos sino que aprovechamos y valoramos las cosas más que nunca; muchos compartimos casa o nos hemos ido mudando progresivamente a espacios más pequeños. Y no nos ha pasado nada. Como tampoco nos ha pasado nada al ir cambiando nuestros hábitos de consumo… hasta reducirlos a su mínima expresión, tanto que ahora, echando la vista atrás, algunos de nuestros comportamientos pasados nos resultan no sólo inexplicables sino indecentes. “¿Cómo podíamos necesitar tanto?” y, más que nada, “¿Cómo podíamos desperdiciar tanto?” son las dos preguntas retóricas del momento.

Y de la forma de vivir al sitio donde vivimos: la casa. También hay surgen alternativas como el co-housing o viviendas colaborativas y las tiny houses o casas diminutas. Casas pequeñas y sostenibles – e incluso rodantes – para aquellos que no quieren tener más que lo que necesitan. En ellas vive gente – la tiny people – que prioriza la calidad de vida sobre el más y el más grande. Más info en el blog thetinylife y en el documental sobre ellos que os dejamos abajo: We the tiny house people.




Aquí puedes ve el documental entero. 



Más formas de vivir en Cohousing: vivir en comunidad.

jueves, 5 de junio de 2014

Living on a dollar a day: la realidad de más de mil millones de personas en el planeta


A este lado del planeta nos resulta fácil olvidar que la sexta parte de la población mundial vive sin suficiente alimento, sin sanidad o incluso sin vivienda. Hay mil millones de personas que subsisten con un dólar al día, eso en el mejor de los casos porque es frecuente que sea menos. 


Estamos viviendo una profunda y grave crisis, es verdad, que nos ha tocado a todos, cierto, pero aun así nuestras condiciones de vida serían un sueño para ellos. Eso es lo que quiere recordarnos la ONG The Forgotten International, que ya golpea la conciencia con el nombre pero remata contundentemente la faena con este libro firmado por su creador, Thomas A. Nazario y por el fotógrafo Premio Pulitzer Renée C. Byer. Living on a Dollar a Day: The Lives and Faces of the World pone no solo cara, sino también nombre y voz, a los más desfavorecidos del planeta. Son los retratos y las historias de personas de diez países en cuatro continentes que viven la misma situación de carencias por diferentes motivos y en diferentes culturas pero que subsisten sin las más esenciales necesidades del ser humano: la comida, el techo… y lo mínimo mínimo de bienestar. No lo olvidemos. 


Fati es de Ghana. Aunque solo tiene ocho años, trabaja con otros niños en los peligrosos basureross de aparatos eléctronicos que hay en Accra. En la cabeza un cubo con el metal que ha encontrada, llorando porque está enferma de malaria.


Hora Florin es rumano y tiene 28 años. Creció en un orfanato y ahora vive en las cloacas de Bucarest. Allí se mantiene caliente en invierno gracias a los conductos de ventilación del metro.


Labone es de Jessore, Bangladesh y tiene 27 años. Trabaja y vive en un burdel con su hija, engendrada con un cliente.


Ana Maria Tudor vive con su familia en Bucarest, Rumania, en una casa de una sola habitación, sin baño y sin agua corriente. Están a punto de ser desahuciados porque su padre está enfermo y no puede trabajar.


A sus seis años, Ninankor Gmafu mantiene a su familia pastoreando el Ganado durante la temporada de lluvias en la región Volta de Ghana. Sueña con ir al colegio, pero es bastante improbable.


Aunque no lo parezca Subadra Devi tiene solo 40 años. Lleva toda su vida trabajando en la construcción en Dharamsala, India. 

Puedes informarte y adquirir el libro en la web de The Forgotten International., El libro se ha convertido también en un documental narrado por Pierce Brosnan. Aquí dejamos el trailer. 



miércoles, 4 de junio de 2014

Yevu: moda fabricada éticamente en Ghana




Yevu Clothing es un proyecto de moda ética impulsado por una cooperante internacional que se enamoró de los estampados africanos y de la gente de Ghana. Combinando tradición con diseño contemporáneo, la marca lanza ya su segunda colección con la ambición de crear oportunidades profesionales para los artesanos locales.

Cuando Anna Robertson, especialista en Desarrollo Internacional, llegó en 2012 a la capital de Ghana, Accra, como observadora para unas elecciones presidenciales, nunca se imaginó que su futuro quedara tan ligado al país africano. Doce meses después, regresaba a su país con un proyecto de moda ética en colaboración con fabricantes de telas y costureros locales y que bautizó con una palabra que escuchó mucho durante el tiempo que estuvo allí: Yevu, que significa “mujer blanca”.

El éxito de la primera colección fue tal que se animó a un segunda, Yevu 2.0, cuyas fotos publicamos aquí. Su aspiración es generar puestos de trabajo para quienes elaboran las prendas y beneficios a los fabricantes textiles locales y, también, dar a conocer una cultura que a ella tanto le fascinó.

Puedes ver y comprar las prendas de Yevu Clothing en su web. 







viernes, 30 de mayo de 2014

Las cámaras Nopo: artesanía y sostenibilidad vs. digital




Lo digital ha transformado la fotografía para siempre.  Nunca ha habido más  imágenes que ahora, todas ellas inmediatas:  producidas, vistas y compartidas en el momento. Las cámaras estenopeicas artesanales y sostenibles de Nopo proponen el regreso a los principios de la fotografía. Aquí lo “vintage” no está en el filtro que le aplicas a tu foto sino en todo un proceso que requiere tiempo y paciencia e introduce en la fórmula lo inesperado. ¡Analógico versus digital!

Ya no hacemos las fotos como antes ni las hacemos por los mismos motivos. La fotografía digital lo ha cambiado todo y no hace falta más que colocarse estratégicamente ante un monumento local - uno de esos ante los que todos los turistas tienen, necesariamente, que fotografiarse - para comprobarlo. La foto se hace, se comprueba y se repite si no recibe el aprobado de sus protagonistas. En caso de aprobación, se pasa por un filtro (pre-programado) y es compartida inmediatamente en redes sociales. No vamos a entrar aquí en otro de los grandes fenómenos de la fotografía personal moderna - la influencia revistera-celebrity en los posados - porque daría para un extenso estudio, pero sí en la esencia instantánea de la fotografía de hoy. No hay espera, no hay incertidumbre, no hay preparación ni azar.


Las cámaras Nopo proponen el más elemental sistema de fotografía, la estenopeica, con sus cámaras pinhole hechas artesanalmente siguiendo unas estrictas pautas de sostenibilidad (materias primas certificadas y de comercio local). En su taller de La Latina (Madrid), Antonio Cañadas fabrica la cámara idónea para el que quiera vivir una experiencia completamente distinta de fotografía. Sin botón de disparo ni visor, lente u objetivo, y sin electricidad, hacer fotos con ellas requiere tiempo y exige que dejes lugar al azar, porque aquí es poco lo que puedes controlar. Es casi como volver a los tiempos pioneros de la fotografía, a principios del siglo XIX porque, en realidad, estas cámaras se parecen mucho a la que usó Nicéphore Niépce en 1826 para crear la primera fotografía registrada de la historia. 

Vista desde la ventana en Le Gras, Niépce

Por ahora la producción es muy pequeña, pero si la demanda es razonable las Nopo podrán estar en puntos de venta dentro de poco. Por ahora, puedes contactar con Cañadas a través de su web Nopocameras. 

miércoles, 28 de mayo de 2014

El artista urbano Paulo Ito crea la primera imagen viral del Mundial Brasil 2014


A quince días del partido inaugural del Mundial de Brasil, el país latinoamericano vibra pero no con el fútbol sino con las protestas sociales contra el gasto excesivo del Estado en los juegos y contra el realojo de los habitantes más desfavorecidos para lavar la cara a sus ciudades. En ambos casos, como siempre, pagan los mismos como ilustra este graffiti de Paulo Ito que se ha hecho viral. Es la imagen que alude al Mundial más compartida en las redes sociales y plasma el sentimiento que ha levantado a muchos en el país: que el gasto lo pagarán las políticas sociales que necesitan muchos y que la prometida ganancia será para unos pocos.

Ito nunca imaginó que su nombre viajara tanto como ha viajado desde que terminara su mural el pasado 10 de mayo y su foto se colgara en la web de la revista Slate. A partir de entonces, este grafitero algo conocido en el ámbito del street art brasileño pero tampoco demasiado "porque pinto muy cerca de casa y tengo poca difusión" y porque, alega, en su país gustan los grafitis más plásticos y con menos contenido, alcanzó notoriedad a nivel global. Su niño hambriento llorando frente un plato en el que no hay comida sino un balón de fútbol ha ilustrado un sentimiento popular y local pero compartido y/o entendido por muchas personas de todo el mundo. La localización del grafiti también tiene un mensaje poderoso: una escuela del barrio de Pompeia, una zona de clase media y no una favela. ¿Por qué? "Hace dos años pinté en un edificio [abandonado] y estaba pensando en pintar algo sobre la pobreza, pero cuando entré cambié de opinión", explica Ito. "Ellos ya viven lo que yo pretendía pintar". Además, añadimos desde aquí, de la clara advertencia a una clase media cada vez más empobrecida y viviendo en una progresiva precariedad.


Puedes contactar directamente con Paulo Ito en su página de Facebook, desde la que contesta con toda naturalidad a quien le pregunte, desde periodistas a fans, sobre cómo se ha tomado esta fama repentina tras 14 años pintando las calles de Sao Paulo: "La gente ya tiene el sentimiento y esta imagen condensó ese sentimiento", dice con humildad.

Más murales de Paulo Ito






martes, 27 de mayo de 2014

Mary Ellen Mark: fotografiando los márgenes de la sociedad



“Fotografiar el mundo tal y como es porque no hay nada más interesante que la realidad”, ha sido siempre el objetivo de la estadounidense Mary Ellen Mark (Philadelphia, 1940), uno de los grandes nombres del fotoperiodismo que nos ha proporcionado impactantes imágenes de la marginación. Entre ellas, retratos brutales de las víctimas más inocentes de la desigualdad: los niños.

El trabajo de esta fotógrafa ha ilustrado durante décadas las páginas de cabeceras tan importantes como Life, Rolling Stone, Vanity Fair y The New Yorker. Defensora a ultranza del blanco y negro y crítica acérrima de lo digital (“Ahora las imágenes se crean en post-producción con el ordenador. Eso no es fotografía”), Mark siempre ha dirigido su lente hacia los problemas de la sociedad, tratando temas sociales como la exclusión social, la soledad, la adicción y la prostitución. Ella misma reconoce su fascinación por “la gente que vive en los márgenes. Siento afinidad con las personas que no han tenido las mejores oportunidades en la vida. En realidad, lo que quiero hacer es reconocer su existencia”.


Los retratos escogidos aquí fueron realizados entre finales de los años 80 y principios de los 90 en Estados Unidos y muestran una realidad terrible de pobreza, exclusión, violencia y desamparo de unos niños y preadolescentes americanos.  Son unas imágenes serenamente bellas y, al mismo tiempo, brutales de unas vidas desprotegidas en la que la niñez no supone el derecho a la inocencia como debería ser. “Siempre he sentido que los niños y los adolescentes no son “niños”, son personas pequeñas”, dice Mary Ellen Mark. Desde luego, sus imágenes sustentan esa idea. Personas pequeñas en circunstancias que le quedarían demasiado grandes a cualquiera mucho mayor que ellas.







Fotos: Mary Ellen Mark

lunes, 26 de mayo de 2014

I fought the law 2: las fotos que ridiculizan las leyes más absurdas de EEUU



En Oregon hay una ley que prohíbe que pruebes tu fuerza física mientras estás conduciendo; en Tennesse es ilegal vender troncos de madera que estén huecos y en Utah te multan si andas por la calle con un violín metido en una bolsa de papel, mientras que en Rhode Island y en Kansas lo ilegal es, respectivamente, llevar ropa transparente y servir el vino en taza. Estas son algunas de la leyes estatales más bizarras que la fotógrafa Olivia Locher ha plasmado en su serie fotográfica I fought the law.







Si quieres ver más fotos de la serie, te recomendamos nuestro post anterior sobre I fought the law.


martes, 20 de mayo de 2014

Flying Dodos lo ha vuelto a hacer

Flying Dodos lo ha vuelto a conseguir. Esta vez se trata de una aplicación interactiva que nos explica el concepto de democracia participativa; y lo hace, como siempre de forma divertida y didáctica. Ánimo! Prueba, toquetea, que es gratis.

Fuck for Forest: Porno-activismo

Este resumen no está disponible. Haz clic en este enlace para ver la entrada.

lunes, 19 de mayo de 2014

Hungry planet: la desigualdad sobre la mesa





El más básico de los comportamientos humanos – lo que comemos – es lo que investigaron Peter Menzel y Faith D’Aluisio en su proyecto Hungry Planet que pone sobre la mesa, sin trampa ni cartón, la desigualdad que existe en el mundo mediante imágenes que retratan a la familia media con la comida que consumen a lo largo de una semana. 

El proyecto llevó a los autores a 24 países para retratar a familias típicas de cada uno de ellos con su compra para una semana. Reunidas en el libro Hungry Planet: What the World Eats y vistas una tras otra, junto a los datos económicos de la cesta de la compra de cada famuilia, se convierten en un auténtico despierta-conciencias que nos hace reflexionar, y mucho, no solo sobre las desigualdades en los presupuestos (desde los 79 centímos a los 345 €) y en las calorías, sino también en el coste ecológico de la forma de comer del llamado "Primer Mundo". En un momento en el que prestigiosos economistas como Thomas Picketty y admirados pensadores como Zygman Bauman, entre otras muchísimas voces, hablan de un futuro precario en el que se acentuarán las desigualdades no solo entre Primer y Tercer Mundo, sino también dentro del Primero y vivimos también con la incómoda verdad de una crisis medioambiental, revulsivos como éste son muy necesarios para hacernos actuar. Como buenamente podamos.

Hemos elegido tan solo diez familias como muestra de lo que puedes encontrar en el libro, que está disponible en Amazon.


Familia Sturm (Hamburgo Alemania): 253,29 €.


Familia Ottersland (Giettum, Noruega): 379,41 $


Familia Ukita (Kodaira, Japón): 317,25 $


Familia Aboubakar (Campamento de refugiados de Breidjing, Chad);: 1,23 $


Familia Revis (Carolina del Norte, EEUU);: 341,98 $


Familia Casales (Cuernavaca, México): 189.09 $


Familia Ahmed (Cairo, Egipto): 68,53 $


Familia Namgay (Shingkhey, Bután): 5,03 $


Familia Bainton (Clingborne, Gran Bretaña): 253,15 $


Familia Natomo (Kouakourou, Mali): 26,39 $

Fotos: Peter Menzel