martes, 5 de abril de 2011

ECOZAP, DANDO PASOS HACIA LA COHERENCIA

Los productos de Ecozap fomentan:


Raquel Jiménez de Lucas pisa fuerte cuando habla de lo que es “ser ecológico”. Para ella es, sin duda, una “cuestión de coherencia”.  Tiene muy claro qué tipo de producto quiere para su tienda, Ecozap, especializada en calzado ecológico y situada en pleno barrio de Malasaña. Reconoce que, en sus encuentros con fabricantes y comerciales de la industria del calzado, algunos acaban pensando que es una radical, pero ella no se apea: el producto que vende tiene que cumplir una serie de criterios, entre los que prioriza la producción local: “Si un zapato se trae de lejos, la contaminación y gasto energético empleado en el transporte impide que siga siendo ecológico”.

Rebuscando en su tienda vemos que la única excepción a la regla son un bolso y una cartera de mano de la Fundación La Tortuga, que trabaja por la conservación del hábitat marino en Venezuela. Haciendo un guiño, los bolsos están decorados con lo que parecen ser caparazones de tortuga pero en realidad son chapas recicladas.






Encontramos también modelos “verdes” de Pretty Ballerinas (preciosas las bailarinas de corcho) y de las clásicas Victoria. Están fabricados con materiales reciclados y sostenibles. Una buena iniciativa de estas marcas pero… ¿realmente cumplen los requisitos “eco”? “En este caso, sí porque han sido fabricados localmente. Eso sí, sacar un modelo no convierte a la marca en ecológica. En muchas ocasiones este tipo de acciones no son más que una estrategia de marketing, buscar tener una buena imagen.... Lo importante es implementar iniciativas ecológicas en su conjunto: elaboración local, y que todos sus productos sean ecológicos al 100%”. 

Raquel nos cuenta, además, que pronto lanzará su propia línea de calzado Ecozap. Mientras tanto, sigue eligiendo con mimo y, principalmente, con criterio los productos que vende en su tienda, prestando atención a todos los detalles, incluido el packaging, y buscando firmas ecológicas que “completen el círculo  y fomenten el consumo responsable o elaboren su producción en régimen de cooperativa”.  










Nos habla maravillas, por ejemplo, de Po-Zu, apuntando que todo su ciclo es ecológico (incluido el packaging) y, además, es una marca con compromiso social. Además, aunque la marca es británica, se produce en la vecina Portugal y se transporta desde allí. Destaca Mandala por ser muy ecológica en su conjunto (no emplea tintes, ni pegamentos, la suela es reciclada), y la marca española, NAE (No Animal Explotation) para veganos. 

Salimos de la tienda de Raquel convencidos de que hemos encontrado una auténtica aliada del conTÚmismo y seguimos dando pasos en nuestro propio viaje de descubrimiento del consumo bueno…

Ecozap: Sta. Bárbara, 9 (Madrid)


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