jueves, 19 de mayo de 2011

EMPEZAMOS A CULTIVAR Y VISITAMOS "ÉSTA ES UNA PLAZA" EN LAVAPIÉS


Una de las acciones que más nos interesan como conTÚmistas es el cultivo urbano. Hemos investigado y descubierto que urbanitas de todo el planeta montan sus propios huertos en pequeños jardines, azoteas o incluso minúsculas terrazas. En pocos metros cuadrados puedes cultivar las hortalizas y verduras (e incluso frutas) necesarias para el autoabastecimiento o, al menos, para cubrir parte de nuestras necesidades alimenticias.

Los beneficios de una acción de este tipo son evidentes desde el punto de vista de la sostenibilidad: menos huella de carbono por el transporte, menos residuos de packaging… Pero, por si eso no fuera suficiente, también resulta beneficioso para la salud al ser un cultivo biológico sin pesticidas ni fertilizantes. Y, para más inri, suponen un ahorro considerable en el presupuesto de la compra y, sobre todo, un disfrute enorme al ver crecer algo que tú mismo has cultivado y una auténtica celebración cuando los pones encima de la mesa para compartirlos con los tuyos.

 

Por todo ello, nos lanzamos a ser horticultores urbanos y hemos empezado nuestro propio huerto en la terraza. Comenzamos con algo sencillo, unas tomateras que nos trae un amigo, y unas semillas de lechuga que hemos comprado, sembrado y empiezan a brotar. Nuestra próxima misión es sembrar unas de calabacín que tenemos pendientes hasta que encontremos un “recipiente” reciclado que cumpla los requisitos de esta planta cuyo cultivo a nosotros, unos principiantes, nos parece algo complicado.



Hacemos algo de investigación y encontramos joyas como el reportaje de TVE sobre “granjeros urbanos” que hemos colgado en nuestro blog. Está claro que no se trata sólo de radicales, que hay jubilados, familias, gente normal cultivando sus propios alimentos. Se nos ocurre ponernos en contacto con algún huerto urbano de Madrid para que nos aconsejen y descubrimos que tenemos uno muy cerquita, en el barrio. Así que bajamos a ver si tenemos suerte y charlamos con ellos, y encontramos a Miguel que está cerrando el enorme portalón de hierro que da paso a la huerta. Nos emplaza para el día siguiente.


En esta ocasión está abierto y, al cruzarlo, parecemos transportados a otro mundo. Nos recuerda al precioso libro infantil El jardín secreto de Frances Hodgson Burnett porque realmente nos parece mágico haber entrado en un remanso de paz después de jaleo que hemos visto en la plaza de Lavapiés, una increíble pitada a un mitin electoral del PP. El huerto está instalado en un enorme solar en la calle del Dr. Fourquet. Hay una preciosa cabaña de madera que parece una biblioteca, unos contenedores de agua de lluvia para el riego, sillas y mesas de jardín recicladas al borde de un huerto con todo lo que puedas necesitas y, al fondo, un pequeño anfiteatro construido con palés. Miguel está ahí, dándole una capa de pintura.


Tenemos mil preguntas que hacerle sobre este paraíso al que han bautizado como Ésta es una plaza, porque el huerto es tan sólo una parte . El proyecto es aún más grande: pretende ser un centro de encuentro de todo el barrio, un sitio lúdico y cultural donde se organizan hasta conciertos. Nos cuenta que todo comenzó un par de años atrás, en un curso sobre utilización de espacios urbanos organizado por la Casa Encendida. El solar, de propiedad municipal, fue cedido por el Ayuntamiento para el proyecto de fin de curso. Al terminar su construcción, los responsables devolvieron las llaves al consistorio y éste, unos pocos días después, envío una excavadora para tirarlo todo abajo. Ahí comenzaron unas protestas vecinales que acabaron, más de un año después, en la cesión del solar durante cinco años a la asociación. ¡Una victoria ciudadana!

Al preguntarle cómo ser miembro de la asociación, Miguel responde con un sencillo “Pues te vienes por aquí y si quieres echar una mano…”. Que completa con, “Y si te apetece venirte a leer un libro debajo de un árbol, pues eso… Ya veréis, en seguida te haces amigos”. En cuanto al huerto y sus productos: “Están a disposición de todos. Si vienes un día y hay cebollas, pues te las llevas… Si hay albaricoques, lo mismo”. Nos parece un ejemplo no sólo de generosidad y buen rollo, sino también de autogestión ciudadana del que deberían tomar nota los políticos.

  
En cuanto a nuestras dudas sobre el cultivo, Miguel sonríe y nos dice: “Nosotros también somos un poco novatos en esto. Pero bajaros cuando queráis y compartimos experiencias”.
Si queréis saber más sobre Ésta es una plaza, aquí os dejamos el link a su web:

http://estaesunaplaza.blogspot.com/







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