“Fotografiar el mundo tal y como es porque no hay nada más
interesante que la realidad”, ha sido siempre el objetivo de la estadounidense
Mary Ellen Mark (Philadelphia, 1940), uno de los grandes nombres del
fotoperiodismo que nos ha proporcionado impactantes imágenes de la marginación. Entre ellas, retratos brutales de las víctimas más inocentes de la desigualdad: los niños.
El trabajo de esta fotógrafa ha ilustrado durante décadas
las páginas de cabeceras tan importantes como Life, Rolling Stone, Vanity Fair
y The New Yorker. Defensora a ultranza del blanco y negro y crítica acérrima de
lo digital (“Ahora las imágenes se crean en post-producción con el ordenador.
Eso no es fotografía”), Mark siempre ha dirigido su lente hacia los problemas
de la sociedad, tratando temas sociales como la exclusión social, la soledad,
la adicción y la prostitución. Ella misma reconoce su fascinación por “la gente
que vive en los márgenes. Siento afinidad con las personas que no han tenido
las mejores oportunidades en la vida. En realidad, lo que quiero hacer es
reconocer su existencia”.
Los retratos escogidos aquí fueron realizados entre finales
de los años 80 y principios de los 90 en Estados Unidos y muestran una realidad
terrible de pobreza, exclusión, violencia y desamparo de unos niños y
preadolescentes americanos. Son unas
imágenes serenamente bellas y, al mismo tiempo, brutales de unas vidas desprotegidas
en la que la niñez no supone el derecho a la inocencia como debería ser. “Siempre
he sentido que los niños y los adolescentes no son “niños”, son personas
pequeñas”, dice Mary Ellen Mark. Desde
luego, sus imágenes sustentan esa idea. Personas pequeñas en circunstancias que
le quedarían demasiado grandes a cualquiera mucho mayor que ellas.
Fotos: Mary Ellen Mark
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