Las telecomunicaciones encabezan el ranking de denuncias de los consumidores. Según la FACUA, una de cada tres quejas son para los operadores de telefonía por incumplimiento de ofertas, bajas que se eternizan, penalizaciones abusivas... una larga y muy familiar lista. Contra todo esto nace en España una cooperativa de telefonía participativa y comunitaria en el ámbito de la economía y solidaria que "quiere cambiar el mundo poco a poco y desde abajo".
La declaración de intenciones de la nueva operadora empieza por su propio nombre Eticom Somos –Conexión y, por si quedara alguna duda, su definición aún lo deja más claro: “una cooperativa sin ánimo de lucro, de construcción participativa y comunitaria”. Esta idea, generada por personas procedentes de entidades de la economía social, ha tenido una cálida bienvenida por parte de los usuarios hartos de los abusos de las operadoras de telefonía convencionales. En menos de un mes, la cooperativa ya tiene más de 300 socios que, con la aportación de 100 euros iniciales, no sólo tienen derecho a hasta contratos de líneas diferentes sino que, además, son propulsores de una iniciativa que, en estos momentos, difícilmente podrá competir en el mercado con las grandes compañías telefónicas y sus grandes presupuestos para campañas publicitarias pero que, quién sabe, con el tiempo puede crecer hasta convertirse en una amenaza para ellas. O, al menos, un tirón de orejas para advertirles que sus abusivas condiciones y prácticas no pueden continuar. Es, como dicen los responsables de la idea, una manera de "cambiar el mundo poco a poco y desde abajo". Al fin y al cabo, todos ellos viven de nosotros, sus clientes. Si empezamos a desertar en masa, tendrán que replantearse muchas cosas, ¿no?
La declaración de intenciones de la nueva operadora empieza por su propio nombre Eticom Somos –Conexión y, por si quedara alguna duda, su definición aún lo deja más claro: “una cooperativa sin ánimo de lucro, de construcción participativa y comunitaria”. Esta idea, generada por personas procedentes de entidades de la economía social, ha tenido una cálida bienvenida por parte de los usuarios hartos de los abusos de las operadoras de telefonía convencionales. En menos de un mes, la cooperativa ya tiene más de 300 socios que, con la aportación de 100 euros iniciales, no sólo tienen derecho a hasta contratos de líneas diferentes sino que, además, son propulsores de una iniciativa que, en estos momentos, difícilmente podrá competir en el mercado con las grandes compañías telefónicas y sus grandes presupuestos para campañas publicitarias pero que, quién sabe, con el tiempo puede crecer hasta convertirse en una amenaza para ellas. O, al menos, un tirón de orejas para advertirles que sus abusivas condiciones y prácticas no pueden continuar. Es, como dicen los responsables de la idea, una manera de "cambiar el mundo poco a poco y desde abajo". Al fin y al cabo, todos ellos viven de nosotros, sus clientes. Si empezamos a desertar en masa, tendrán que replantearse muchas cosas, ¿no?
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